jueves, 22 de marzo de 2012

La vida, esa turra



¿Hace cuánto importa que importe? ¿Qué es realmente lo que "importa?¿Importa realmente?



Preguntas que seguirán sin respuesta, por los siglos de los siglos; preguntas que hicieron perder la cabeza (y encontrarla enseguida) a más de un rey y a menos de un badulaque.



Vivimos en una época donde impera la moral de la rebelión de los esclavos. Esto no significa que los "amos" hayan tenido una moral mejor, sólo que, al ser amos, no estaban empecinados en obtener una venganza (no tenían nada que vengar) infinita sobre sus enemigos.



La ideología revanchista de la juventud arribista y hambrienta de poder, condena inexorablemente a los últimos representantes de una era acabada, agotada, derruída. Las exhibiciones furiosas, las imposturas patéticas, los odios teatrales, las lágrimas afeminadas, las huestes infradotadas del lupanar, todo ese despliegue de payasos y acróbatas estatales, ¿hacia qué fin está conduciendo a mi querida república? ¿Es necesario abusar de la impunidad porque otros anteriormente abusaron de peores formas? ¿Porqué no intentar ser mejor que el adversario, a fin de poder ostentar el título de "vencedor con honor"?



Otras preguntas sin respuesta, otras pasiones que se congelarán con la llegada del invierno nuclear.

martes, 20 de marzo de 2012

Sobre la inacabable estupidez humana



Una vez más, volvemos a la carga. Un jinete solitario sobre una colina. Un gauchazo de estas pampas, con poncho y caballo más negros que el carbón.

Centellea un látigo de palabras, una mueca de sorna, una sonrisa irónica, una mirada mutiladora.

Galopeando hacia la verdad, cruzando el ancho valle de espinos y cactus, una cabalgada hacia la libertad, dejando atrás todas las malas hierbas y las plantas venenosas.

Para llegar ¿adónde? Un desierto, una inmensidad eterna, un cementerio dorado, una brújula de amarguras y tristezas.

La Imbecilidad, diosa devoradora de pensamientos, ideas, acciones se asienta en lo alto de un trono formado por mentiras. A su derecha, la Ignorancia, peina su cabello de estupidez. A la izquierda, la perra Hipocresía ladra vómitos de miedos, alabanzas y promesas.

Es el fin del camino, el caballero, agotado ya por su larga marcha, cae rendido. Sus últimas palabras son:-También.