martes, 20 de marzo de 2012

Sobre la inacabable estupidez humana



Una vez más, volvemos a la carga. Un jinete solitario sobre una colina. Un gauchazo de estas pampas, con poncho y caballo más negros que el carbón.

Centellea un látigo de palabras, una mueca de sorna, una sonrisa irónica, una mirada mutiladora.

Galopeando hacia la verdad, cruzando el ancho valle de espinos y cactus, una cabalgada hacia la libertad, dejando atrás todas las malas hierbas y las plantas venenosas.

Para llegar ¿adónde? Un desierto, una inmensidad eterna, un cementerio dorado, una brújula de amarguras y tristezas.

La Imbecilidad, diosa devoradora de pensamientos, ideas, acciones se asienta en lo alto de un trono formado por mentiras. A su derecha, la Ignorancia, peina su cabello de estupidez. A la izquierda, la perra Hipocresía ladra vómitos de miedos, alabanzas y promesas.

Es el fin del camino, el caballero, agotado ya por su larga marcha, cae rendido. Sus últimas palabras son:-También.

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